Proveniente de una familia campesina ligada a la Confederación Ranquil, Aldo Silva se hizo militante de las Juventudes Comunistas a la edad de 15 años. Fue uno de los 93 jóvenes que viajaron a la Unión Soviética para estudiar el mantenimiento de maquinaria agrícola, como parte de un plan de la Reforma Agraria, viaje que se realiza el 4 de septiembre de 1973. Recién llegados, vivieron el golpe lejos de sus seres queridos y de su tierra. Lo que para Aldo iba a ser un viaje de capacitación de tres meses se transformó en un exilio de 17 años. Retornó en 1990, con la familia que formó junto a una compañera del mismo grupo con la que tuvo una hija y un hijo. Sin embargo, este regreso significó una crisis que se materializó en conflictos y ruptura. En la actualidad, continúa militando en el Partido Comunista, activo en lo que refiere al trabajo político y social.