Después del golpe de Estado, Gabriel Indey se fue por un tiempo a Santiago por motivos de seguridad. Al volver a Copiapó trabajó en la pastoral juvenil, organizando festivales que tenían como base la cultura en sus diferentes expresiones. Junto a otras personas realizó un taller de literatura y formó parte de un grupo de teatro, trabajando en el Obispado y en la capilla de la Candelaria. El año 1981 estuvo preso en la cárcel de Copiapó; al salir en libertad continuó organizando la resistencia contra la dictadura desde los movimientos culturales.