Nora Benavente es una mujer de origen humilde que, al momento del golpe de Estado, vivía junto a sus cuatro hijos. Su hija Patricia fue detenida y durante varios meses no se supo de su paradero. Esto marcó el inicio de una larga travesía en su búsqueda que culminó cuando la encontró en el recinto de detención de Tres Álamos. Si bien esto significó un momento de alivio para Nora y su familia, también fue de incertidumbre, pues implicaba el inicio de un nuevo proceso.
Meses después, Patricia fue expulsada de Chile y partió rumbo a Suecia, un destino que ofrecía seguridad, pero también aislamiento y separación familiar.
Es así como Nora, junto a otras compañeras que compartían experiencias similares, fundan, en 1978, el Comité Pro Retorno, grupo que se dedicó a abogar por el regreso de sus seres queridos y de todas las personas exiliadas por el régimen de Pinochet, enfrentando numerosos obstáculos y riesgos.
El trabajo del Comité Pro Retorno no solo fue un acto de resistencia política, sino también un esfuerzo personal y emotivo para la reconstrucción de vidas, rotas por la dictadura. Este esfuerzo tuvo un alto costo. La dedicación de Nora y sus compañeras atrajo la atención y las represalias del régimen, resultando en relegaciones de sus integrantes o secuestros de familiares, como el caso de otro hijo de Nora, Alejandro, quien estuvo cinco días en manos de la CNI. Estos acontecimientos subrayaron el sacrificio y el coraje de Nora en su lucha por la justicia y la reunificación familiar.
Alejandro y Cristian Fuentes Benavente, hijos de Nora, nos presentan el archivo personal de esta incansable luchadora social.
Artista gráfico y trabajador cultural independiente. Junto a un colectivo de autogestión y disidencia política fundó en 1977 el Taller Sol, espacio de resistencias culturales que se mantiene en actividad. Su labor por muchos años estuvo enfocada al diseño y la realización gráfica, generando un importante cuerpo de carteles y afiches. Por su rol en las organizaciones populares y su vinculación con el movimiento poblacional, fue perseguido por la dictadura, viviendo la prisión política y la relegación. Desde el Taller Sol participó de diferentes instancias organizacionales como la Unión Nacional por la Cultura, la Asociación de Trabajadores de la Cultura y el Coordinador Cultural. En la actualidad continúa enfocado en el archivo del Taller Sol y participando en diferentes instancias comunitarias y barriales, siempre bajo las premisas de autonomía, autogestión y memoria.
Jorge Pesce Aguirre se crió en Ñuñoa. Estudió en el Liceo N°7 de hombres donde fue presidente de curso y presidente del centro de alumnos. Fue militante del Frente de Estudiantes Revolucionarios (FER). Posteriormente entró a estudiar Derecho en la Universidad de Chile pero después de un semestre se cambió a Filosofía en el Instituto Pedagógico y posteriormente a Licenciatura en Literatura. Así llegó al Pabellón J en 1975 donde comienza a organizarse con compañeros y compañeras para crear espacios artísticos culturales que en su base denunciaban los atropellos de la dictadura. Formó parte de el grupo musical nacido en el Pabellón J “Los Tradicionales”. Inicia un trabajo como dirigente de las nuevas orgánicas estudiantiles surgidas en paralelo de los centros de alumnos impuestos por la dictadura. En 1980 fue detenido al interior pasando por varios recintos de detención, ente ellos el Cuartel Borgoño de la CNI y posteriormente relegado al norte junto a otros cuatro compañeros. Después de la relegación no vuelve a la universidad. Viaja fuera de Chile como representante de la Izquierda Cristiana. Se instala en España, estudia Periodismo y Literatura. Regresa a Chile después de siete años. Se integra a la Comisión de Derechos Humanos. El año 1993 termina los estudios de Licenciatura en Literatura en la actual Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Actualmente sigue dedicado a la docencia y la actividad académica y vive en la localidad de Pirque.
Martina Aguilera Zuñiga es doctora especialista en oftalmología. Es casada y tiene una hija. Es nieta de Francisco Zúñiga Jeria, quien sufrió la prisión política y la relegación durante la dictadura. Se crió en una familia políticamente comprometida en la que ha tenido que ir construyendo las historias a partir de relatos y silencios, pero de la que ha heredado el compromiso con la justicia social y la memoria.
Claudina García, nacida en el seno de una familia minera de Tocopilla, desde muy niña estuvo conectada con la lucha social. Contrae matrimonio muy joven con Héctor Cuevas Salvador, dirigente de la construcción. Ambos militantes del Partido Comunista, les toca afrontar la represión de la dictadura, pues su marido sufrió la prisión política, tortura, relegación y expulsión del país. Ella se queda en Chile junto a sus hijos, para seguir en contacto con las organizaciones sociales y denunciar los atropellos de la dictadura, apoyando desde dentro la pelea por el derecho de vivir en la patria de su esposo. Claudina ha continuado el legado de “El Loco” Cuevas (quien falleció al poco tiempo de que se le permitiera regresar en 1985) en diferentes organizaciones sociales y es directiva del Centro Cultural que lleva el nombre de su marido, en la histórica sede de Serrano 444, en Santiago.
Moisés Labraña Mena, inicia sus trabajos en la minería en la ciudad de Andacollo, en las auríferas de la IV Región. De militancia comunista, asume como dirigente nacional de la Confederación Minera de Chile en pleno periodo de la dictadura. Como otros dirigentes sindicales, fue reprimido por la dictadura, sufriendo prisión y relegación. Aun continua la labor de dirigencia en su Confederación.