Rosaura es hija de de uno de los fundadores de la Confederación Campesina Ranquil, el dirigente comunista José Campusano, quien partió junto a toda su familia al exilio, después de pasar por la prisión política en diferentes centros de detención. Después de vivir un año en Paris, partió a estudiar junto a su hermano José en la Universidad Patrice Lumumba en Moscú, donde se tituló de Ingeniera en Agronomía. Retornó a Chile a principios de los 80 y colaboró en acciones de resistencia clandestina. Con el fin de la dictadura trabajó en la empresa privada y en los últimos años retomó labores de su especialidad en el Servicio Agrícola Ganadero, SAG. Hoy continúa militando en el Partido Comunista, en la célula que lleva el nombre de su padre.
Hijo de uno de los fundadores de la Confederación Campesina Ranquil, el dirigente comunista José Campusano, quien parte junto a toda su familia al exilio, después de vivir la prisión política en diferentes centros de detención. José hijo estudió en el Universidad Patrice Lumumba la carrera de ingeniería en minas, donde se vinculó al movimiento estudiantil de la Inter-Brigada Víctor Jara, quienes encabezaron una serie de acciones de solidaridad con Chile. Luego de titularse, retornó a nuestro país a principios de los 80 para integrarse al trabajo de resistencia. En la actualidad sigue militando en el Partido Comunista y fue agregado económico en Rusia en la última administración de Michelle Bachelet.
Claudia partió al exilio a la edad de siete años, después que la dictadura asesinara a su padre, Víctor Enrique Fuenzalida, jefe técnico de la CORA en Quillota. Con su madre Aydée Jara y su hermano Víctor llegó hasta Zaporozhe, Ucrania. Fue enviada junto a su hermano al Internado Internacional de Ivanovo (Rusia), donde la adaptación fue muy difícil, aunque pudieron compartir con niños y niñas provenientes de diferentes países con pasados similares al suyo. Al finalizar sus estudios secundarios, cursó la carrera de enfermería. Retornó a Chile a principios de los años noventa, integrándose junto a su madre y otros familiares a la Comisión de Derechos Humanos de Quillota, para lograr justicia y verdad para su padre y otros trabajadores militantes de izquierda asesinados en lo que la dictadura y la prensa oficial llamó el caso “Asalto a la Patrulla”. Actualmente trabaja como enfermera especialista en atención de diálisis.
Ana Becerra estuvo detenida en dos ocasiones, en Tejas Verdes y en las cabañas y campo de concentración de Santo Domingo (1973 a 1974) y luego en 1975. Salió al exilio a Argentina y de allí a Suecia, retornó en los 80 y se integró a organizaciones de DDHH. Actualmente es parte del directorio de la Fundación que está a cargo de la declaración del centro de detención de Rocas de Santo Domingo como Monumento Histórico.
Testimonio de Liliana Martínez, periodista. Al momento del Golpe de Estado tenía 16 años. Ex militante del MAPU, partido con el que colaboró incluso en época de clandestinidad. Durante los ochenta fue corresponsal de la Radio Francia Internacional y colaboradora de las revistas Análisis y APSI, cubriendo prácticamente todo el periodo de la dictadura hasta el retorno de la democracia. Durante los gobiernos de la Concertación dirigió equipos comunicacionales del oficialismo. Actualmente está retirada de las comunicaciones y se dedica a su empresa de gestión inmobiliaria.
TESTIMONIO DE ANA MARÍA ACEVEDO ARRATIA, educadora de párvulos y trabajadora por los derechos de los niños de profesión, artista escénica y literata de vocación, ex militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR. Su exilio en Cuba está marcado por episodios difíciles pero de gran crecimiento personal para ella y sus hijos. A su retorno trabajó en proyectos de la Fundación de Protección para la Infancia Dañada por los Estados de Emergencia, PIDEE.