Proyectos testimoniales donados al Museo

Testimonio de Pedro Aguilera Sánchez

Pedro Segundo Aguilera Sánchez, nacido el 30 de diciembre de 1953 en la ex Oficina Salitrera de Victoria, fue detenido durante la dictadura militar debido a su militancia en las Juventudes Socialistas y su participación activa en movimientos estudiantiles y laborales. Desde joven, se comprometió con la lucha por la justicia social, lo que lo llevó a ser dirigente estudiantil y militante activo.
En 1973, tras el golpe de Estado, fue detenido cuando intentaba regresar a su hogar. Pasó por varios centros de detención, incluyendo el Regimiento de Telecomunicaciones de Iquique y el campo de prisioneros de Pisagua, donde sufrió torturas, golpizas y condiciones inhumanas. Fue testigo de ejecuciones, así como los fusilamientos de compañeros socialistas y asesinatos en circunstancias violentas.
En Pisagua, enfrentó interrogatorios constantes y trabajos forzados. Sin embargo, resalta la solidaridad que se generó entre los prisioneros, quienes organizaban actos culturales y actividades clandestinas para mantenerse cuerdos.
Fue condenado en un consejo de guerra a un año de prisión por cargos fabricados de formar brigadas paramilitares. Cumplió su sentencia y fue liberado, aunque siguió bajo vigilancia policial durante un año, enfrentando acoso constante.
Post golpe, continuó trabajando clandestinamente para el Partido Socialista, organizando sindicatos y movimientos obreros en Iquique.

  • Filiacion politica: Partido Socialista
  • Audiovisual: Extracto editado por Sebastián Eltit

Testimonio de Rosendo Pinto

Rosendo Pinto Zegarra, conocido como Colín, relata su experiencia como detenido político durante la dictadura. A sus 71 años, comparte su historia, comenzando por su vida antes del golpe de Estado. Era un trabajador dedicado a su familia, sin vínculos políticos ni participación en organizaciones sindicales. Trabajaba largas jornadas en la fábrica de pilas en Iquique y estudiaba por las noches para mejorar sus perspectivas laborales.
En noviembre de 1973, fue detenido en su casa sin explicación alguna durante el cumpleaños de su hija. Lo llevaron primero a un centro de detención en Iquique, donde sufrió torturas físicas y psicológicas: simulacros de fusilamiento, golpizas, y amenazas constantes. Después de varios meses, lo trasladaron al campo de concentración de Pisagua. Allí, enfrentó condiciones extremas: trabajos forzados, interrogatorios, humillaciones y más torturas.
Su liberación llegó tras un juicio militar lleno de acusaciones falsas, siendo relegado a Magallanes por un año. El retorno a la vida civil fue difícil. Sufrió discriminación social, aislamiento familiar y dificultades laborales debido a sus antecedentes políticos. Su hija nunca volvió a relacionarse con él como antes, y su familia se fragmentó.

Testimonio de Marino Jiménez

Marino era locutor radial y presentador del programa musical «Tardes Musicales» en la Radio Esmeralda. No tenía afiliación política. Su vida cambió tras el golpe militar, cuando militares detuvieron a varios de sus colegas. Marino intentó mantenerse al margen, creyendo que su trabajo en la radio lo protegería. Fue arrestado durante un allanamiento violento en su casa. Los militares saquearon sus pertenencias y lo trasladaron a una instalación militar. Allí fue sometido a torturas físicas y psicológicas, para luego ser trasladado a Pisagua.


En Pisagua participó en trabajos forzados como carpintería, fabricando muebles para oficiales militares. Organizó espectáculos y obras teatrales para los prisioneros y militares, actuando bajo el personaje de «Pimpón». Además fue testigo de ejecuciones y violencia sistemática contra sus compañeros.
Fue liberado junto a otros prisioneros tras varios meses. El miedo a ser ejecutado durante el traslado fue constante. A su regreso, enfrentó el rechazo de antiguos amigos por temor a represalias. Sin embargo, encontró refugio en el folclore, participando en giras internacionales con un grupo cultural. Años después, se encontró con algunos de sus torturadores, enfrentándolos con dignidad.
Menciona a: Andrés Carlos, René Medina, Cholo Granadero, «Loco» Márquez.

Testimonio de Orlando Herrera

Orlando Herrera trabajaba en Fertilizantes filial de CORFO y era locutor deportivo en la radio El Salitre. Militante comunista, asumió roles como secretario de propaganda, distribuyendo revistas y diarios del partido. Previo al Golpe percibía el inminente golpe militar debido a la creciente hostilidad y persecución de militantes de izquierda.
Fue detenido el 4 de diciembre de 1973 en su casa mientras cenaba con su familia. Tres hombres de civil lo llevaron al regimiento de telecomunicaciones. Trasladado a Pisagua en condiciones inhumanas, lo obligaron a bajar del camión con golpes y culatazos, despojándolo de sus pertenencias. Dentro de Pisagua describió golpizas, simulacros de fusilamiento, privación de alimentos y agua, y castigos colectivos bajo acusaciones infundadas de insurrección. Fue sometido a interrogatorios violentos, incluyendo agresiones físicas y amenazas de muerte. Además, cuenta que durante la víspera de Navidad, los prisioneros fueron golpeados brutalmente tras un montaje que acusaba un intento de motín.
Orlando también cuenta que su madre falleció de cáncer mientras él estaba detenido. Se le negó el permiso para visitarla antes de su muerte, aunque los oficiales militares finalmente le ofrecieron condolencias formales, algo que le causó una profunda impresión.
Posteriormente fue procesado en un consejo de guerra junto a otros prisioneros, acusado de reuniones clandestinas. Como consecuencia, fue enviado a Quillota gracias a la intervención del obispo Monseñor del Valle, quien lo recomendó para protección. Allí encontró trabajo gracias a su hermano, suboficial mayor y alcalde subrogante de la localidad. A su regreso, enfrentó vigilancia constante y dificultades laborales. Fue despedido varias veces y tuvo que trabajar en condiciones precarias.

Testimonio de Miguel Cabrera

Miguel Cabrera comienza describiendo su vida como estudiante y militante comunista en Concepción y luego en Iquique, donde fue dirigente del Partido Comunista. Detalla cómo fue sorprendido por el golpe militar mientras trabajaba y cómo intentó mantenerse activo dentro del partido en la clandestinidad hasta su detención.
Durante su arresto, sufrió torturas, interrogatorios y simulacros de fusilamiento en Pisagua, donde la violencia y la incertidumbre eran constantes. Describe el ambiente hostil, los abusos sistemáticos y la represión contra los prisioneros políticos. A pesar de la brutalidad, destaca la resistencia y la solidaridad entre los detenidos.
Finalmente, menciona cómo su vida se transformó tras su liberación, enfrentando precariedad económica, listas negras y dificultades para retomar su vida laboral.
Menciona a Eduardo Palacios, Pato García, Hernán Cortés, Inés Cifuentes, Raúl Hidalgo, Roberto Echeverría, Torito (Castillo) y Montecinos, Orlando Cabrera, Luis Díaz Zepeda, Lorenzo Mejía

Testimonio de Héctor Taberna

El testimonio de Héctor Taberna narra su experiencia como militante socialista y su detención tras el golpe de Estado. Héctor se involucró en la política desde joven, influenciado por su hermano Freddy y su entorno. Militó en la Juventud Socialista y fue parte activa en organizaciones barriales. Fue detenido tras entregarse voluntariamente el 14 de septiembre de 1973. Estuvo recluido en el Regimiento de Telecomunicaciones, donde presenció la tortura y la llegada de otros detenidos, incluido su hermano Freddy. Héctor describe torturas atroces, violencia constante y la manipulación política de los militares.
El 17 de septiembre fue trasladado a Pisagua. Allí, Héctor presenció ejecuciones encubiertas bajo la llamada «Ley de Fuga,» incluida la de su hermano Freddy y otros compañeros. Finalmente, Héctor fue relegado por siete meses en Pisagua y liberado en 1974.