Patricia es hija Jorge Salgado, profesor normalista, y Alicia Castillo, parvularia, militantes del Partido Comunista. Luego del golpe, partió al exilio a Buenos Aires junto a toda su familia. En julio de 1975, su padre desapareció junto a nueve militantes de izquierda argentinos de los que no se conoce su paradero hasta el día de hoy. Con ayuda de ACNUR, salieron rumbo a la Unión Soviética. Posteriomente, fue enviada junto a sus hermanos al Internado Internacional de Ivanovo, donde compartió junto a niños y niñas provenientes de diferentes países con procesos revolucionarios, conflictos políticos o dictaduras, con quienes formó una hermandad que se mantiene hasta el día de hoy. Al finalizar la secundaria, estudió Cine en el Instituto Pansoviético de Cinematografría, VGIK. Regresó a Chile en 1989.
Hoy vive junto a su familia en Valparaíso.
Durante la dictadura, Angélica Pacheco fue parte de los movimientos de mujeres y trabajó en el Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ) en la ciudad de Osorno. En el presente testimonio, relata su experiencia en el trabajo poblacional y con grupos de jóvenes que se organizaba para hacer frente a la represión de la época. Rodolfo Balbontín, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionario, cayó preso por primera vez en 1974 en Osorno, luego fue nuevamente detenido junto a otros militantes, siendo trasladados a Villa Grimaldi, 3 y 4 Álamos, y finalmente Puchuncaví; logró su libertad a fines de 1976. Fue impulsor de la Agrupación de ex Presos Políticos, que junto a las agrupaciones de familiares y algunas organizaciones sociales, formaron el Coordinador de Derechos Humanos de Osorno.
Dirigente sindical previo al golpe de Estado, primero estuvo retenido en su domicilio y luego trasladado a la Cárcel de La Serena y trasladado periódicamente al regimiento, donde era sometido a sesiones de tortura. Tras ser liberado, comenzó a hacer vinculaciones clandestinamente con personas contrarias a la dictadura y organizaron la Comisión Chilena de Derechos Humanos en contacto con la oficina central de Santiago.
Mercedes Córdova, Verónica Bórquez, María Adriana Osorio, Gladys Arcos
Este movimiento está compuesto por mujeres con y sin militancia, que desde los primeros días después del golpe de Estado comenzaron a buscar la manera de organizarse para el restablecimiento de la democracia. Ya en la década de 1980, se conforman diferentes grupos que confluyen en el mismo objetivo, luchar por el fin de la dictadura.
Daniel Palominos, Marco Antonio Miranda, Zenón Araya.
El PIDEE en La Serena desarrolló una importante labor multidisciplinaria, en la que lo central era el soporte mental, afectivo y de arraigo en el trabajo con niños, niñas y adolescentes. Era coordinado desde Santiago, donde se encontraba la sede central del organismo. Después del fin de la Dictadura, se pone término al trabajo de este organismo en la región, a pesar de que, según los testimoniantes, resultaba necesario mantener un seguimiento a quienes recibían esta ayuda. Las líneas de acción fueron principalmente la asistencia social, el programa de salud, el trabajo terapéutico y el apoyo pedagógico.
María Inés Valencia, Moisés Rojas, Francisco Vidal y Víctor Molina.
La mayoría de las personas que componen esta agrupación habitaron en el Campamento Luciano Cruz, lugar que fue fuertemente golpeado por militares tras el golpe de Estado. Representantes de los movimientos campesinos previos a la dictadura, sufrieron allanamientos y violentas detenciones junto a sus familias. Hoy se encuentran organizados para acceder de mejor manera a las medidas reparatorias que les corresponden, como también para organizar actividades que den cuenta de lo vivido durante la dictadura militar.