Sergio Insunza Barrios (5 de mayo de 1919 – 19 de julio de 2014), abogado, ex Ministro de Justicia de la Unidad Popular, donó en vida su extenso archivo personal, que fue acopiando desde 1974 hasta 1990. Este da cuenta de un incansable trabajo durante su exilio, a través de la denuncia internacional sobre el actuar de la dictadura en organizaciones como la Asamblea de Juristas Democráticos y la Comisión Internacional Sobre los Crímenes de la Junta Militar en Chile –que sesionó entre 1974 y 1978 en Europa, Africa y América Latina. En el presente video se incluyen las palabras de sus nietos registradas el 7 de julio 2011. Carolina Aguilera Insunza, socióloga y doctora en arquitectura, explica las características, la importancia y el valor de la consulta de este archivo. Por su parte, Matías Insunza estuvo presente en la ceremonia de donación para recalcar el valor del homenaje a este jurista y político que dedicó una importante parte de su vida en el destierro al activismo y la solidaridad, logrando concitar voluntades y respaldos en diferentes lugares del mundo.
Comité Permanente de Solidaridad
Francisco Murillo estuvo detenido en el campamento de prisioneros de Pisagua el año 1973 y luego fue relegado durante 3 años al poblado de Baquedano, en la región de Antofagasta. Al volver a Iquique se une al Comité Permanente de Solidaridad que, al alero del Obispado, prestó ayuda a los relegados que llegaban a la región y abrió las puertas de la Catedral tanto a familiares de víctimas como a los incipientes grupos de resistencia.
Asistente social de profesión, trabajó en el Arzobispado de La Serena, participando de la labor del Comité Pro Paz y posteriormente de la Vicaría de la Solidaridad, hasta la fecha que este organismo cesa sus funciones a principios de los 90. En esta entrevista se refiere a su trabajo a la par con abogados, asistiendo a juicios de Consejos de Guerra. Se refirió al trabajo con prisioneros políticos y también de lo realizado en los talleres de la Vicaría.
Entrevista al matrimonio de arquitectos formado por Adam Policzer e Irene Boisier. Al momento del golpe Adam era funcionario de la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU) e Irene trabajaba en el Ministerio de Obras Públicas (MOP); ambos eran militantes de izquierda. Posteriormente, Policzer fue tomado prisionero político, pasó por el Estadio Chile y los Campamentos de Chacabuco y Ritoque. Luego de su liberación, ambos salen al exilio junto a sus hijos y se radican en Canadá, país donde participaron en acciones de solidaridad con Chile y donde viven hasta el día de hoy. El señor Policzer donó al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos una importante colección de dibujos, acuarelas y planos realizados durante su cautiverio en el Estadio Chile, los que son explicados en el presente testimonio. |
Tenía 13 años al momento del golpe de Estado. Comenzó a participar en la capilla de las Hermanas de la Sagrada Familia y desde fines de los 70 se concentró en su formación religiosa. Vivió por un periodo en Santiago, donde participó en manifestaciones de oposición a la dictadura. Regresó a Coyhaique como laica hacia fines de 1983, momento en que se integró a la Pastoral Juvenil. Posteriormente, comenzó a trabajar en la Pastoral Social del Vicariato, donde se desarrollaron iniciativas de solidaridad enfocadas principalmente en niños y mujeres. Para la época del plebiscito fue colaboradora del programa Belén, con el que recorrió distintas comunidades de la región promoviendo la participación y el voto por el No.
Oriunda de Chile Chico, luego del golpe de Estado emigró con su familia hacia Argentina, donde comenzó a trabajar en redes de solidaridad. Al retornar a Chile en 1977, se integró al trabajo social que se estaba gestando en el Sindicato de la Construcción de Coyhaique. En 1981 participó de la creación de la primera olla común y del Comité de Cesantes. También se hizo parte del Departamento Femenino del Sindicato de la Construcción y participó en encuentros nacionales en una época en que se agudizó la represión contra los dirigentes. En mayo de 1983 volvió a Argentina, donde formó parte del primer Chile Democrático, en Comodoro Rivadavia. Su regreso definitivo a Chile se produjo en 1987, año en que se integró al movimiento Mujeres por la Vida y al Comando Unitario de Pobladores, fomentando la creación de los “comandos poblacionales del No”.