Capítulo que se adentra en la puesta en marcha del Programa en el Complejo Asistencial Barros Luco desde la voz de sus protagonistas, sus funcionarios históricos. Cabe señalar que todo esto, se desarrollaba bajo el contexto de los primeros gobiernos postdictadura en Chile, por tanto, significaba un sinfín de dificultades para abrirse paso en medio del pasado dictatorial reciente. Este es un proyecto realizado conjuntamente por el PRAIS del Servicio de Salud Metropolitano Sur y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
El 14 de junio 2013, el fotógrafo holandés Chas Gerretsen visitó el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. Testigo directo del bombardeo de La Moneda el 11 de septiembre de 1973, registró con su cámara el momento de la salida de los colaboradores del Presidente Salvador Allende que se encontraban al interior del palacio de gobierno, y como eran tirados boca abajo por los militares. El presente video incorpora el testimonio de estos hechos, en el que describe una secuencia de imágenes en color de ese momento que el foto-reportero donó al Museo y que están exhibidas como gigantografías en los muros de la sala Golpe de Estado.
Chas Gerretsen nació en la ciudad de Groningen, el 22 de junio de 1943. Desde fines de los años 60 comenzó a trabajar como corresponsal de guerra, cubriendo conflictos armados en Vietnam, Camboya y varios países de Latinoamérica. Llegó a Santiago el 8 de junio de 1973 como corresponsal de la Agencia Gamma y prestando servicios para la revista Time. En nuestro país cubrió los últimos meses de la Unidad Popular y el primer periodo de la dictadura –suya es la imagen más icónica que existe del dictador Augusto Pinochet con gafas oscuras. Durante la segunda mitad de los 70 trabajó como fotógrafo en Hollywood, siendo invitado por Francis Ford Coppola para realizar foto fija en el rodaje de Apocalypse Now, debido a sus experiencias en tiempos de guerra, cuestión narrada en el documental Dutch Angle: Chas Gerretsen & Apocalypse Now (2019), de Bariz Asman.
Gerretsen se retiró de la fotografía en 1989, pero sigue compartiendo las miles de imágenes que registró, por más de dos décadas, a través de redes sociales.
Nora Torres, Verónica Bravo, Patricia Navarro, Eduardo Morris y Rosa Alfaro
La Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos de Valparaíso reúne a familiares de víctimas desde los primeros años de la dictadura, ellos se mantienen actualmente organizados en búsqueda de verdad, justicia y memoria.
Felipe Chiang, Ruth Vega, Ana María Ávila, Eduardo Herrera, Sergio Jirón e Ingrid Aguad
La Agrupación de familiares, amigos de ejecutados políticos y detenidos desaparecidos Región de Atacama (AFAEPDDRA) realizó con apoyo de la iglesia acciones para obtener verdad y justicia respecto a las víctimas de la dictadura, tanto de la región como de otras ciudades del país. Actualmente la conforman familiares directos y amigos vinculados al tema de la defensa de los derechos humanos, manteniendo vigente la reflexión sobre los hechos ocurridos, enfocados en las nuevas generaciones.
Nace en Santiago y luego se traslada junto a su familia a la ciudad de Copiapó. De padre comerciante, ella creció en esta ciudad, donde estudió y se involucró en los movimientos de izquierda de la Unidad Popular, al igual que su hermano Adolfo Palleras Norambuena, quien el día 17 de octubre del año 1973, fue asesinado por la caravana de la muerte, a los 26 años, junto a otras 15 personas que se encontraban detenidas en el regimiento. Si bien Angélica y su familia sufrieron la persecución política, ellos mantuvieron la búsqueda de justicia y verdad respecto a Adolfo y las demás víctimas de la dictadura.
En febrero de 2013, Exequiel Díaz Carroza llegó hasta el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos para entregar una valiosa donación. Siendo un joven Cabo 1º del Ejército, cumpliendo funciones en el Regimiento Nº19 Colchagua de San Fernando, comenzó a registrar una bitácora personal. Eran los días posteriores al golpe de estado y en un cuaderno fue anotando todos los ingresos y las salidas de los prisioneros políticos que llegaban hasta ese recinto militar. Los gestos humanitarios que tuvo con los prisioneros durante los primeros meses de la dictadura, le costaron al señor Díaz la expulsión del Ejército y posterior persecución por los servicios represivos. Sin embargo, sus acciones sirvieron, tres décadas después, para confirmar varios casos ante la Comisión Nacional de Prisión Política y Tortura.